Como ya es bien sabido la pandemia derivada del COVID-19 cambió por completo nuestro estilo de vida trayendo consecuencias en ámbitos económicos, sociales y sobre todo en el ámbito de la salud. Dicha situación demandó respuestas eficaces y rápidas para mitigar los efectos de contagio de coronavirus y aunque es un camino que aún no se ha terminado de recorrer, actores públicos y privados se unieron en la búsqueda de mejorar la vida de las personas.
Tal es el caso del Tecnológico de Monterrey, institución que implementó el Modelo de Intervención del Tec ante el COVID-19 combinando la participación de investigadores, profesores, estudiantes y colaboradores para identificar y desarrollar soluciones inmediatas, así como para anticipar y preparar soluciones para los posibles futuros escenarios.
Por su parte, la UANL ha trabajado constantemente en la búsqueda del mejor antígeno y vehículo poniendo en marcha estudios para generar una expresión de antígeno en las levaduras Pichia pastoris. Hasta el momento las vacunas con las que se cuentan se basan en ARN mensajero, una tecnología que ha estado en proceso durante 20 años y que tiene como ventaja la adaptación y modificación en caso de mutaciones del coronavirus.
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